Una de las excusas que más escucho en mi trabajo para no usar las redes sociales, es que la presencia en Twitter, en Facebook o en Linkedin no trae clientes. Algunos de los abogados con los que he hablado ni tan siquiera lo han probado…. Otros que sí lo han probado, al cabo de pocos meses abandonan sus cuentas porque según dicen, ni les ha aportado clientes, ni contactos de calidad…
Tan solo unos pocos consiguen ver más allá del corto plazo y perciben el valor añadido que el uso de las redes sociales les proporciona a ellos, y a sus clientes. No se trata únicamente de conseguir clientes, se trata de muchas otras cosas:
- De conseguir credibilidad: Demostrar tus conocimientos como profesional mediante la publicación de posts en tu blog, participando en conversaciones en los grupos de Linkedin, distribuyendo contenidos de calidad relacionados con tu especialidad en Twitter, compartiendo tus intereses y tu día a día profesional en Facebook.
¿De qué otra forma puedes conseguir esta credibilidad ante potenciales clientes? ¿Publicando artículos en la prensa, en revistas especializadas, dando conferencias? Esto no está al alcance de todos, ya sea porque no se tienen los medios económicos suficientes, la oportunidad, o incluso la habilidad de hablar en público.
- De generar confianza y empatía: A pesar del cuidado que se ponga en no transmitir información personal a través de las redes sociales, algo de nuestra forma de ser, de pensar y de actuar va a estar presente a través de comentarios, opiniones y participaciones. Parte de nuestra personalidad va a quedar plasmada en nuestro comportamiento online. No podemos gustar a todo el mundo, el que así lo crea tiene un problema, pero habrá gente que sí se sentirá más próxima a nuestra forma de ser, y ello favorecerá que confíe en tí.
- De promocionarse: Cuando compartimos información relevante, mostramos nuestros conocimientos, aportamos soluciones a problemas comunes o complejos, o emitimos juicios sobre temas de actualidad, hacemos una promoción indirecta y de calidad de nuestros servicios, que además, aporta directamente valor a posibles clientes.
- De realizar networking: Este es el único aspecto que muchos abogados reconocen a las redes sociales, aunque en mi opinión siguen sin darle el valor real que tiene. No se trata únicamente de intentar contactar con potenciales clientes, también es interesante contactar con otros compañeros de profesión, con despachos de mayor o menor tamaño, con periodistas especializados en nuestra área de actividad, con los portales jurídicos más leídos, con proveedores del sector, etc…
Da juego, y te lo darán a ti: felicita a tu competencia cuando haga algo que te parezca interesante, agradece los comentarios positivos sobre tu actividad, distribuye los comentarios acertados sobre temas de actualidad que realicen tanto reputados periodistas como gente anónima, etc…
Pero sobretodo, “no te cortes”: si te interesa conocer a alguien, díselo. Busca a esta persona en Linkedin, estudia su perfil, intereses y trayectoria, e invítalo a conectar utilizando un par de frases cortas que muestren tu interés real en la conexión. Sigue su cuenta de Twitter, escúchale en la red, habla con él. Consulta su página de Facebook, comenta sus publicaciones en su muro. No pasará mucho tiempo para que te sientas lo suficientemente cómodo para proponerle un encuentro o una llamada.
Todos estos aspectos requieren de un trabajo concienzudo, bien planificado y con una clara estrategia de conseguir el posicionamiendo deseado y una red de contactos fuerte para nosotros o nuestra firma. Pero en cualquier caso, no es un trabajo a corto plazo, hace falta tiempo y dedicación para obtener de la red los mejores resultados.
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Linkedin cuenta ya con mas de 50 millones de usuarios, y teniendo en cuenta que se trata de una red de profesionales, 50 millones de profesionales son muchos posibles contactos…
Es posible que las redes sociales -internet en general: webs, blogs, etc.- no aporten directamente clientes y que no sea habitual buscar un abogado por internet. Casi siempre se recurre a referencias o consejos de conocidos y unos clientes traen a otros. Pero las redes sociales e internet son hoy una tarjeta de presentación básica: prácticamente todo el mundo al que le hablan de un profesional y está familiarizado con la red hace una búsqueda de ese despacho. Y no da lo mismo lo que encuentre.